Hay una realidad: en las parejas hay discusiones. No se puede tapar el sol con un dedo. Hay discusiones directas e indirectas, hablando y hasta con el silencio. Los gestos hablan. Las miradas hablan. Hay que ver que son dos sujetos diferentes, historias y mentalidades diferentes. con realidades y necesidades diferentes...que intentan vivir unidos, que buscan la felicidad desde el amor. Son muchos los pasos que hay que dar para llegar a un matrimonio feliz.
Son muchas las causas que originan una discusión. No importa cual sea, pero si importa terminarla en paz y amor. No hay guerra más larga que aquella de pareja. Es un amor con baño de odio, o un odio con baño de amor. Una guerra termina dentro de un marco de tiempo, una discusión es una guerra sin tiempo, siempre brota en lo más insólito, en lo más simple y a la hora más dormida. Lo que hoy parece un "borrón", mañana resucita por arte de magia. El inconsciente nos hace trampa, se esconde y vuelve. Las heridas florecen cuando no hay perdón ni madurez. Te restriegan todo. Es más profunda y más dolorosa.
Es importante tomar conciencia del conflicto que originó la discusión. Hay un problema que busca solución. Hay que hablar, analizar y sacar conclusiones con serenidad. Que aúnque cada uno vea el problema y la solución desde diferente óptica se hace necesario la visión de conjunto y en conjunto. La imposición no genera buenos resultados. El diálogo si. No intentes poner fin a una discusión a la fuerza. No busque el inicio de una discusión acusando al otro. Principio y fin son de ambos. Hay que tener mucho cuidado cuando las discusiones se convierten en el pan nuestro de cada dia. Son desgastantes y repercuten negativamente en la relación. Es una enfermedad que necesita antibióticos antes que arruine el matrimonio y la vida.
Es vital expresar lo que se siente, lo positivo y lo negativo. Reprimir es un veneno y es de cobarde. No es amor. El que ama expresa y escucha al amado-a. Si no hablas el otro no va a adivinar lo que piensa y siente. Si el otro no te escucha otra persona lo hará por él o ella. Lo que el otro deja de hacer, lo hará otro. Si eres impulsivo-a piensa antes de hablar y así no lamentar lo dicho. La lengua traiciona, el pensamiento no. Hay que evitar los suspuestos, no pienses ni opines por el otro. No eres un visionario-a, no eres Dios. Hay que ser prudentes cuando se pide explicaciones, no todos los momentos son aptos para explicaciones, y menos en público. Pon interés en lo que habla tu pareja, no lo ignore, no es una pared. No lo compare, no le tiene que hechar en cara lo que "debe ser" y lo que "debería hacer". El es él, acéptalo como es. Que no era lo que pensaba y buscaba, pues acepta que te equivocaste, no busque cambiarlo a la fuerza, quiza nunca lo cambie, pero desde el amor todo es posible.
No debemos olvidar que ningún conflicto debe ser ignorado ni olvidado, hay que enfrentarlo con firmeza y serenidad. No enfrentarlo es darle la oportunidad a que crezca. El respeto mutuo jamás debe faltar. Evitar las exageraciones y dramatizaciones. Los lamentos, la auto compasión y las quejas sólo consiguen empujar al otro-a al garaje, al bar, a la vida solitaria, etc. Y es muy inteligente buscar ayuda que quedar atrapado en sí mismo, en sus ideas, en un circulo donde falta el oxígeno para vivir a plenitud. Es mejor una ayuda antes que las discusiones se conviertan en motivos de rencor o en motivos para vivir bajo el dominio de una depresión.
En conclusion, dice San Juan de la Cruz:"Donde no hay amor pon amor y sacarás amor".
Son muchas las causas que originan una discusión. No importa cual sea, pero si importa terminarla en paz y amor. No hay guerra más larga que aquella de pareja. Es un amor con baño de odio, o un odio con baño de amor. Una guerra termina dentro de un marco de tiempo, una discusión es una guerra sin tiempo, siempre brota en lo más insólito, en lo más simple y a la hora más dormida. Lo que hoy parece un "borrón", mañana resucita por arte de magia. El inconsciente nos hace trampa, se esconde y vuelve. Las heridas florecen cuando no hay perdón ni madurez. Te restriegan todo. Es más profunda y más dolorosa.
Es importante tomar conciencia del conflicto que originó la discusión. Hay un problema que busca solución. Hay que hablar, analizar y sacar conclusiones con serenidad. Que aúnque cada uno vea el problema y la solución desde diferente óptica se hace necesario la visión de conjunto y en conjunto. La imposición no genera buenos resultados. El diálogo si. No intentes poner fin a una discusión a la fuerza. No busque el inicio de una discusión acusando al otro. Principio y fin son de ambos. Hay que tener mucho cuidado cuando las discusiones se convierten en el pan nuestro de cada dia. Son desgastantes y repercuten negativamente en la relación. Es una enfermedad que necesita antibióticos antes que arruine el matrimonio y la vida.
Es vital expresar lo que se siente, lo positivo y lo negativo. Reprimir es un veneno y es de cobarde. No es amor. El que ama expresa y escucha al amado-a. Si no hablas el otro no va a adivinar lo que piensa y siente. Si el otro no te escucha otra persona lo hará por él o ella. Lo que el otro deja de hacer, lo hará otro. Si eres impulsivo-a piensa antes de hablar y así no lamentar lo dicho. La lengua traiciona, el pensamiento no. Hay que evitar los suspuestos, no pienses ni opines por el otro. No eres un visionario-a, no eres Dios. Hay que ser prudentes cuando se pide explicaciones, no todos los momentos son aptos para explicaciones, y menos en público. Pon interés en lo que habla tu pareja, no lo ignore, no es una pared. No lo compare, no le tiene que hechar en cara lo que "debe ser" y lo que "debería hacer". El es él, acéptalo como es. Que no era lo que pensaba y buscaba, pues acepta que te equivocaste, no busque cambiarlo a la fuerza, quiza nunca lo cambie, pero desde el amor todo es posible.
No debemos olvidar que ningún conflicto debe ser ignorado ni olvidado, hay que enfrentarlo con firmeza y serenidad. No enfrentarlo es darle la oportunidad a que crezca. El respeto mutuo jamás debe faltar. Evitar las exageraciones y dramatizaciones. Los lamentos, la auto compasión y las quejas sólo consiguen empujar al otro-a al garaje, al bar, a la vida solitaria, etc. Y es muy inteligente buscar ayuda que quedar atrapado en sí mismo, en sus ideas, en un circulo donde falta el oxígeno para vivir a plenitud. Es mejor una ayuda antes que las discusiones se conviertan en motivos de rencor o en motivos para vivir bajo el dominio de una depresión.
En conclusion, dice San Juan de la Cruz:"Donde no hay amor pon amor y sacarás amor".
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