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Mostrando entradas de abril 22, 2012

Asi era San Juan de la Cruz

  "Conoci al Padre fray Juan de la Cruz, y le trate y le comunique muchas veces. Fue hombre de mediano cuerpo, de rostro grave y venerable, algo moreno y de buena fisonomia; su trato y conversacion, apacible, muy espiritual y provechoso para los que le oian y comunicaban. Y en esto fue tan singular, que los que le trataban, hombres o mujeres, salian espiritualizados, devotos y aficionados a la virtud.  Supo y sintio altamente de oracion y trato con Dios, y a todas las dudas que le proponian acerca de estos puntos respondia con alteza de sabiduria, dejando a los que le consultaban muy sastifechos y aprovechados. Fue amigo de recogimiento y de hablar poco; su riza, poca y muy compuesta. Cuando reprendia como superior, que no fue muchas veces, era con dulce severidad, exhortando con amor fraternal, y todo con admirable serenidad y gravedad".                                           FR. Eliseo de los Martires.

OBRAS QUIERE EL SENOR

     Cuando nuestra oración es genuina y auténtica; cuando nuestra vida cristiana se reafirma ser discípulo  de Jesús, estamos dando como un hecho que somos cristianos comprometidos por la causa de Jesús, por la causa de su Reino.       Vivir la intimidad con Dios no significa cerrar nuestros ojos ante la realidad que nos toca vivir. No es un refugiarse, un escaparse del mundo. Es vivir en Dios pero con los pies en la tierra, con nuestras manos extendidas al más necesitado, al que sufre, al pobre, al olvidado y al desprotegido.       La oración la vida cristiana va siempre acompañada de la acción. Cuanto más  se acrecienta nuestra vida teologal más  se pone en movimiento nuestra acción. Orar es actuar. No es lógico ni cristiano ser orante y al mismo tiempo indolente e indiferente ante el necesitado. Nuestra fe sería  vacía y boba. Orar no elimina el servicio, la caridad, el amor al prójimo. Las obras encuentran la mejor manera de comprobarle a Dios nuestro amor.      Una oración que