¿Cuál es el origen de Dios? ¿Dónde están sus padres? me preguntó un niño . Quise responderle desde la Suma teológica de Santo Tomás de aquino, hablarle de la Causa sin causa, del principio motor, del reloj y el relojero...Sólo logré decirle:"Dios es su propio origen, es su padre, es su madre".
Dios siempre ha estado, está y estará. Así como el pan es pan, la tierra es la tierra, Dios es Dios. Nuestro razonamiento queda corto cuando quiere abarcar a Dios. Nos desborda. Nos trasciende. Es una presencia libre y autónoma. Es padre, es creador, es amigo, es esposo....siempre está más allá de lo que pensamos y decimos. Más allá de las cosas, más profundo de lo que sentimos, es inmanencia que abona nuestro interior.
Dios es un don dado al hombre, no un "producto" ni "esfuerzo" del hombre. No es alguien que depende del hombre. No es alguien que existe porque es "pensado". O porque el hombre, en su debilidad, lo necesitó y lo creó. Dios no es el resultado de la utopía humana. Tampoco es el resultado de una fórmula razonada. La existencia de Dios no depende de mi, de mis sentimientos y razonamientos. Dios no entra en lo demostrable. Es evidencia. Así lo leemos en el Genesis cuando Adan y Eva "oyeron los pasos de Dios que se paseaba por el jardín" (3,8). Y oír los pasos de Dios significa que hay alguien que existe, y que es diferente a mi, que vive y camina. Y sabemos, desde la fe, que Dios es evidente para el que tiene sencillez, actúa con justicia y es veraz. No siente miedo de Dios, no huye, no se esconde de su presencia. Su concepto de Dios es de Padre, es de amigo. Lo ve con transparencia aunque no lo entienda porque lo ve y entiende con la fe. Sí, con la fe.
Dios siempre ha estado, está y estará. Así como el pan es pan, la tierra es la tierra, Dios es Dios. Nuestro razonamiento queda corto cuando quiere abarcar a Dios. Nos desborda. Nos trasciende. Es una presencia libre y autónoma. Es padre, es creador, es amigo, es esposo....siempre está más allá de lo que pensamos y decimos. Más allá de las cosas, más profundo de lo que sentimos, es inmanencia que abona nuestro interior.
Dios es un don dado al hombre, no un "producto" ni "esfuerzo" del hombre. No es alguien que depende del hombre. No es alguien que existe porque es "pensado". O porque el hombre, en su debilidad, lo necesitó y lo creó. Dios no es el resultado de la utopía humana. Tampoco es el resultado de una fórmula razonada. La existencia de Dios no depende de mi, de mis sentimientos y razonamientos. Dios no entra en lo demostrable. Es evidencia. Así lo leemos en el Genesis cuando Adan y Eva "oyeron los pasos de Dios que se paseaba por el jardín" (3,8). Y oír los pasos de Dios significa que hay alguien que existe, y que es diferente a mi, que vive y camina. Y sabemos, desde la fe, que Dios es evidente para el que tiene sencillez, actúa con justicia y es veraz. No siente miedo de Dios, no huye, no se esconde de su presencia. Su concepto de Dios es de Padre, es de amigo. Lo ve con transparencia aunque no lo entienda porque lo ve y entiende con la fe. Sí, con la fe.
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