Hay un fenomeno muy peligroso dentro de la Iglesia: la predicacion. Me refiero a sus dos vertientes mas comunes: misas y retiros. En ambos, dado su tiempo empleado, se busca dar lo esencial del mensaje religioso. Es buscar llegar al publico en su maxima expresion. Es conducir a la persona a Dios. Es abrir y despertar la conciencia a lo religioso. Pero hay peros. Hay buenos y malos predicadores. Hay erudictos y hay mediocres. Asi es la vina del Senor. Pero aparte de la "buena intencion" hay que cuestionarse la preparacion. Ciertamente el Espiritu Santo sopla a quien quiere y cuando quiere, pero no es excusa para no preparar una predicacion o una homilia. Se llega a tanta barbaridad que en vez de encender la fe, la apaga. Surgen expertos en medicina, sicologia, economia, politica, visiones y milagros. En muchas homilia se habla de todo menos de las lecturas biblicas, del tiempo liturgico que se vive, de la vivencia eclesial, etc. Se prefi...