El papa Juan Pablo II era una persona muy cercana a la juventud. Veía en los jóvenes una energía espacial. Los jóvenes transmiten vida, servicio, amor. Es el futuro, es el futuro de la Iglesia. Tienen un espacio en la Iglesia. Un espacio que muchas veces viene ignorado por sus pastores. La Iglesia quiere jóvenes. Los jóvenes quieren sentirse Iglesia. Una Iglesia de comunión, de pueblo, de servicio, de acogida, de oportunidades de crecer como bautizado. Ante una puerta cerrada nadie entra. Una Iglesia cerrada nadie entra. La fe es precisamente mantenerse firme. Es esperar en donde la puerta está cerrada. Pero nuestros jóvenes no lo ven así, no lo entienden, quieren entrar, quieren ser hijos de la Iglesia, y los protocolos, las indiferencias, la falta de tacto, de acogida, de escucharles....brillan por su ausencia. Siempre me he preguntado por qué la Iglesia, en concreto los obispos no escudriñar a sus sacerdotes a...
RELIGION-FILOSOFIA