El papa Juan Pablo II era una persona muy cercana a la juventud. Veía en los jóvenes una energía espacial. Los jóvenes transmiten vida, servicio, amor. Es el futuro, es el futuro de la Iglesia. Tienen un espacio en la Iglesia. Un espacio que muchas veces viene ignorado por sus pastores. La Iglesia quiere jóvenes. Los jóvenes quieren sentirse Iglesia. Una Iglesia de comunión, de pueblo, de servicio, de acogida, de oportunidades de crecer como bautizado.
Ante una puerta cerrada nadie entra. Una Iglesia cerrada nadie entra. La fe es precisamente mantenerse firme. Es esperar en donde la puerta está cerrada. Pero nuestros jóvenes no lo ven así, no lo entienden, quieren entrar, quieren ser hijos de la Iglesia, y los protocolos, las indiferencias, la falta de tacto, de acogida, de escucharles....brillan por su ausencia. Siempre me he preguntado por qué la Iglesia, en concreto los obispos no escudriñar a sus sacerdotes antes de nombralos párrocos. No todos los sacerdotes reúnen las cualidades, el carisma de estar al frente de una comunidad parroquial. Hay que ser más estricto desde el seminario. La falta de sacerdotes no debe justificar el nombramiento de un sacerdote al frente de una parroquia sin éste poseer la capacidad, el carisma y la vocación de servicio y entrega. Es un dańo. Un terrible dańo. Y los jóvenes se alejan de una vida parroquial, de una Iglesia miope, sin espacios para crecer como cristiano. La fe aquí nos impulsa a no tener miedo, a superar esos pequeños baches y a confiar de que Dios y los obispos nos envíen sacerdotes con vocación de pastores, no de ejecutivos ni peritos en economía y sicología. Que sean pastores que escuchen sin pretexto de "hora de siesta","día de descanso", "no es mi hora de trabajo". etc. Dios no descansa, Jesus no tenía donde reclinar su cabeza, y el sacerdote sí que puede echar su siesta y su fiesta. ¡Vaya ironía! La vocación se tiene para trajabar, para acoger, para hacer llegar a Dios al corazón del hombre. Los jóvenes están a la puerta esperando. Quieren vivir su fe en comunidad, no ser unos extraños en su Iglesia. San Agustin decía que Cristo "ha querido crear un lugar donde cada hombre pueda encontrar la vida verdadera". La Iglesia es ese lugar, pero muchas veces la tienen "oculta", "secuestrada" y "martirizada" por sus falsos guías y pastores. Jóvenes, proscritos, enfermos, mujeres.....están ahí para ser tomados en cuenta. Son Iglesia del exilio en espera de ser acogidos.
Ante una puerta cerrada nadie entra. Una Iglesia cerrada nadie entra. La fe es precisamente mantenerse firme. Es esperar en donde la puerta está cerrada. Pero nuestros jóvenes no lo ven así, no lo entienden, quieren entrar, quieren ser hijos de la Iglesia, y los protocolos, las indiferencias, la falta de tacto, de acogida, de escucharles....brillan por su ausencia. Siempre me he preguntado por qué la Iglesia, en concreto los obispos no escudriñar a sus sacerdotes antes de nombralos párrocos. No todos los sacerdotes reúnen las cualidades, el carisma de estar al frente de una comunidad parroquial. Hay que ser más estricto desde el seminario. La falta de sacerdotes no debe justificar el nombramiento de un sacerdote al frente de una parroquia sin éste poseer la capacidad, el carisma y la vocación de servicio y entrega. Es un dańo. Un terrible dańo. Y los jóvenes se alejan de una vida parroquial, de una Iglesia miope, sin espacios para crecer como cristiano. La fe aquí nos impulsa a no tener miedo, a superar esos pequeños baches y a confiar de que Dios y los obispos nos envíen sacerdotes con vocación de pastores, no de ejecutivos ni peritos en economía y sicología. Que sean pastores que escuchen sin pretexto de "hora de siesta","día de descanso", "no es mi hora de trabajo". etc. Dios no descansa, Jesus no tenía donde reclinar su cabeza, y el sacerdote sí que puede echar su siesta y su fiesta. ¡Vaya ironía! La vocación se tiene para trajabar, para acoger, para hacer llegar a Dios al corazón del hombre. Los jóvenes están a la puerta esperando. Quieren vivir su fe en comunidad, no ser unos extraños en su Iglesia. San Agustin decía que Cristo "ha querido crear un lugar donde cada hombre pueda encontrar la vida verdadera". La Iglesia es ese lugar, pero muchas veces la tienen "oculta", "secuestrada" y "martirizada" por sus falsos guías y pastores. Jóvenes, proscritos, enfermos, mujeres.....están ahí para ser tomados en cuenta. Son Iglesia del exilio en espera de ser acogidos.
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