"Si tú me dices: muéstrame a tú Dios; yo te diré a mi vez: muéstrame tú a tú hombre y yo te mostraré a mi Dios. Muéstrame, por tanto, si los ojos de tu mente ven y si oyen los oídos de tu corazón. Porque a Dios le ven los que son capaces de mirarle, porque tienen abiertos los ojos del espíritu. Porque aunque todo el mundo tiene ojos, algunos los tienen oscurecidos y no ven la luz del sol. Y no porque los ciegos no vean ha de decirse que el sol ha dejado de lucir, sino que esto hay que atribuírselo a sí mismo y a sus propios ojos. De la misma manera tienes tu los ojos de tu alma oscurecidos a causa de tus pecados y malas acciones. El alma del hombre tiene que ser pura, como un espejo brillante. Cuando en el espejo se produce el orín, no se puede ver el rostro de una persona; de la misma manera, cuando el pecado está en el hombre, el hombre ya no puede contemplar a Dios. Pero...
RELIGION-FILOSOFIA