Me fascina el Beisbol. Es un deporte de mucha pasión. Se sufre perder. Se goza ganar. Todo fanático quiere ver ganar su equipo. Una derrota se convierte en mi derrota. Y viceversa, una victoria es mi victoria. Mi persona se involucra a tal magnitud que pareciera que el Beisbol soy yo, y yo soy el Beisbol. Mi identidad se identifica con el Beisbol. LLoro, rio, me enfado, discuto, gozo...por el Beisbol. Me pregunto: ¿Es el Beisbol mi vida? ¿Es todo? ¿Es mi identidad? Y así cualquier deporte, trabajo, religión, partido político, etc. En el matrimonio hay un juego. Un juego entre dos. Una pareja juega a ser feliz. A vivir con dignidad en lo cotidiano, en el quehacer de cada día, en las victorias y las derrotas. Aquí también se rie y se llora. Se discute y se apaciguan las ideas y las palabras. El yo de cada uno se entremezcla en definir y desarrollar su propia identidad. Y erroneamente se recurre en querer imponer una identidad. Y por muy madura, pulida, sana e inteligente que una id...
Abordo este tema desde la vivencia y experiencia de San Juan de la Cruz, la cual en mi opinión, es muy sabia y certera. Sabia porque nos evita dolores de cabezas pensado en si soy un auténtico católico o no; y certera porque nos evita perder tiempo en todo aquello, llamase religiones y sectas, que vemos en cada esquina vendiendo ilusiones trasnochadas. No es nueva, ni es crisis actual, la expresión: ``Cristo si, la Iglesia no``. Es la ignorancia. Es la rebeldía. Es el reflejo de no vivir en comunidad. De vivir en Iglesia. Es la exteriorización de su vacío interior. Es, a la vez, la expresión de su desorden espiritual. Vivir en la Iglesia es vivir en comunidad. Con lo pro y lo contra. Virtudes y defectos. Y de todos, no solo del laico sino también del consagrado. Se vive en una realidad llamada: humana. Y como la Iglesia la componemos todos los bautizados en ella no escapamos de esa realidad tan conocida. ...