Ser catolico no es fácil. Hacer apostolado no es fácil. Orar no es fácil. Trabajar en grupos no es fácil...Todo aquel que espera algo fácil perderá la paciencia y hasta la fe. Un árbol no da frutos de un día a otro. Un niño no crece de un día a otro. Hay que esperar el tiempo para todo. En la vida espiritual sucede lo mismo, hay que tener paciencia, mucho amor y perseverancia. Los frutos son de Dios, no nuestros.
La Iglesia nos enseña a ser pacientes a todo lo que se refiere a apostolado. La prisa es mala consejera. La gente tiene su ritmo establecido. Cualquier "aceleramiento" puede ser fatal. La prudencia se hace necesaria. No se trata de "llevarnos" el mundo por delante. No debemos caer en el error de querer "llevarnos" al mundo por delante y al final nos quedamos "fuera" del banquete, del proyecto de Dios. Ciertamente es gratificante ver que a quienes "ayudo". "guio"."oriento"...van avanzando. Pero es lamentable ver que me quedo atrás. Atrás en el amor, la solidaridad, la hermandad, la oración, etc. La teoría exige práctica. La teoría no enseña a la práctica. Todo lo contrario, la práctica da caminos a la teoría. Orar no se aprende en un libro, es la práctica, la situación de cada día la que me enseña a orar. Igual sucede en el apostolado, es dando, es trabajando con la gente que la misión se empapa de sentido y de valor.
Varios errores tiene que evitar el que realiza un apostolado o vida espiritual: Caer en el utilitarismo, el individualismo, el elitismo, eficientismo y el perfeccionismo. Y hay más.
En el utilitarismo es muy frecuente en la Iglesia. La gente se acerca y lo primero que te dice:"¿Para qué sirve?","¿qué utilidad se saca de él?,"¿qué hacen?" Unos buscan éxtasis, milagros, proteciones especiales, consuelos infantiles; otros buscan dinero, poder, fama...Y otros buscan al santo, pero no a Dios. No han captado que una relación verdadera con Dios se caracteriza por la gratuidad. La gratuidad es consecuencia de la valoración de la persona de Dios y de la persona humana como máximo tesoro.
El individualismo es una plaga en la Iglesia. La gente sólo piensa en su 'YO', en sus necesidades, en sus intereses. Los demás no existen, no cuentan, no valen. En un "Yo" que buscar dirigir a todos. Se coloca como guía, juez, mediador y salvador. No hay espacio para Dios. Es una muralla. No ha captado que una relación verdadera con Dios se caracteriza por la hermandad. Somos pueblo de Dios.
El elitismo es un payaso en la Iglesia. La gente sólo piensa en su "gente", "su clase", "su coro"...Lo demás es bajo, de otro nivel, unos pobres diablos....Se consideran los "santos" y "salvados", los "escogidos" por Dios, el párroco, el superior....No han captado que una relación verdadera con Dios se caracteriza por la comunidad. En la comunidad sólo hay hermanos.
El eficientismo es un virus que amenaza cualquier relación eclesial. La gente se cree que sólo "el-ella" es el que sabe todo y lo puede hacer todo. El esfuerzo o intento del otro viene menospreciado. Es muy frecuente escuchar decir:"ay, es que el-ella no capta", "es una roca", "no adelanta", "No pierda su tiempo"... El otro es un "estúpido". No han captado que una relación verdadera con Dios se caracteriza por la inclusión, no la exclusión. Todos somos necesarios y útiles. Somos valiosos.
El perfeccionismo es el gran ladrón en la Iglesia. La gente busca sustituir a Dios por la imagen y figura que cada uno se hace de sí mismo. A veces viene enraizado en enseñanzas y ejemplos de "supuestos" santos y beatos del ambiente en que viven. Están al servicio de esa imagen. Al Espíritu t Santo lo manejan a su antojo. La voz eclesial viene ignorada y hasta contestada. Jesús queda excluido de la redención. Los sacramentos, la oración....son medios, recursos con el fin de suplir las limitaciones personales y obtener el ideal prefijado. Al sustituir a Dios sustituye su propia verdad, lo que es en sí misma. Y al no aceptarse a sí misma, crea ídolos. Dios viene reducido al silencio.
En conclusión, hay que orar y trabajar duro y mucho, no mirando lo poco que se cosecha, sino mas bien con el amor con el que se hace. Se ora y se trabaja sin mirar el tiempo. Parece una perdida de tiempo, pero no, Dios recogerá lo que con generosidad nos motivó a sembrar.
La Iglesia nos enseña a ser pacientes a todo lo que se refiere a apostolado. La prisa es mala consejera. La gente tiene su ritmo establecido. Cualquier "aceleramiento" puede ser fatal. La prudencia se hace necesaria. No se trata de "llevarnos" el mundo por delante. No debemos caer en el error de querer "llevarnos" al mundo por delante y al final nos quedamos "fuera" del banquete, del proyecto de Dios. Ciertamente es gratificante ver que a quienes "ayudo". "guio"."oriento"...van avanzando. Pero es lamentable ver que me quedo atrás. Atrás en el amor, la solidaridad, la hermandad, la oración, etc. La teoría exige práctica. La teoría no enseña a la práctica. Todo lo contrario, la práctica da caminos a la teoría. Orar no se aprende en un libro, es la práctica, la situación de cada día la que me enseña a orar. Igual sucede en el apostolado, es dando, es trabajando con la gente que la misión se empapa de sentido y de valor.
Varios errores tiene que evitar el que realiza un apostolado o vida espiritual: Caer en el utilitarismo, el individualismo, el elitismo, eficientismo y el perfeccionismo. Y hay más.
En el utilitarismo es muy frecuente en la Iglesia. La gente se acerca y lo primero que te dice:"¿Para qué sirve?","¿qué utilidad se saca de él?,"¿qué hacen?" Unos buscan éxtasis, milagros, proteciones especiales, consuelos infantiles; otros buscan dinero, poder, fama...Y otros buscan al santo, pero no a Dios. No han captado que una relación verdadera con Dios se caracteriza por la gratuidad. La gratuidad es consecuencia de la valoración de la persona de Dios y de la persona humana como máximo tesoro.
El individualismo es una plaga en la Iglesia. La gente sólo piensa en su 'YO', en sus necesidades, en sus intereses. Los demás no existen, no cuentan, no valen. En un "Yo" que buscar dirigir a todos. Se coloca como guía, juez, mediador y salvador. No hay espacio para Dios. Es una muralla. No ha captado que una relación verdadera con Dios se caracteriza por la hermandad. Somos pueblo de Dios.
El elitismo es un payaso en la Iglesia. La gente sólo piensa en su "gente", "su clase", "su coro"...Lo demás es bajo, de otro nivel, unos pobres diablos....Se consideran los "santos" y "salvados", los "escogidos" por Dios, el párroco, el superior....No han captado que una relación verdadera con Dios se caracteriza por la comunidad. En la comunidad sólo hay hermanos.
El eficientismo es un virus que amenaza cualquier relación eclesial. La gente se cree que sólo "el-ella" es el que sabe todo y lo puede hacer todo. El esfuerzo o intento del otro viene menospreciado. Es muy frecuente escuchar decir:"ay, es que el-ella no capta", "es una roca", "no adelanta", "No pierda su tiempo"... El otro es un "estúpido". No han captado que una relación verdadera con Dios se caracteriza por la inclusión, no la exclusión. Todos somos necesarios y útiles. Somos valiosos.
En conclusión, hay que orar y trabajar duro y mucho, no mirando lo poco que se cosecha, sino mas bien con el amor con el que se hace. Se ora y se trabaja sin mirar el tiempo. Parece una perdida de tiempo, pero no, Dios recogerá lo que con generosidad nos motivó a sembrar.
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