Ir al contenido principal

LAS ASTUCIAS DEL QUE BUSCA A DIOS

     San Juan de la Cruz escribió una pequeña y sencilla obra llamada LAS CAUTELAS. En ella busca instruir en la vida espiritual. Dedicadas a las monjas de Beas. Pero su contenido es aplicable a toda persona que de verdad busca de Dios.  Leerlas será de gran ayuda.  Es una obra existencial, que por lo tanto, siempre va necesitar la adaptación al momento histórico que se vive. Es muy concentrada y directa. Por eso muy provechosa. Veamos su contenido.
     Como indica su nombre, Las Cautelas, son normas, consejos, ideas de prudencia... de vida práctica  para que la persona pueda salir adelante hacia el disfrute y encuentro con Dios. Son ideas de astucias para vencer las dificultades, las caídas, el desaliento. Están dirigidas contra tres enemigos de nuestro caminar:  el mundo, el demonio y la carne. En estos tres conceptos no queramos ver lo "anticuado" del lenguaje, sino mas bien, ver lo profundo y transparente que en sí contienen.  Los tres enemigos actúan, dice Juan de la Cruz, como un todo, como una unica entidad. Y que por lo tanto, la lucha es más fuerte, pues hay que vencerlos como totalidad y como unidad. No basta con vencer a uno solo o a dos, sino a los tres.
     Mundo designa la dispersión, la avidez de conocer, poseer, gustar, el egoísmo. Así mismo, la disipación interior y apego a las criaturas (cosas-personas). Es el error de vivir en el mundo y para el mundo. Se pierde la búsqueda de Dios, la hermandad y la solidaridad. El hombre más que vivir se auto-destruye. La prisa, el afán de aparentar y poseer lo conduce a la agustia, al panico. No haya razón para vivir. No disfruta la vida con auténticidad. Con su Yo desorientado y destruído, la frustración se apodera de ella. Los demás,  los que viven en nuestro entorno, nuestros hermanos, están en peligro, pues una fiera ronda buscando su presa. La alegría, la paz, la felicidad...del otro, molesta. El santo nos dice que este enemigo se vence con la soledad y el regogimiento, la sobriedad de vida y de afecto. Llama a  la iguadad de amor y a la igualdad de olvido. Los amo a todos, pero recordando que no son míos. Son partes de mi vida, pero no son mi vida. En Dios serán todos mío y yo todo de ellos. Ese amor nos hace libre, no soy posesión de nadie y nadie es de mi posesión. Y es que el amor no crea "posesión" sino igualdad, hermanad y unión . En lo material, nos dice, hay que vivir sin ese egoísmo de poseerlo todo. Nuestro enfoque es el Reino de Dios, pues Dios nunca va a olvidarse de ti. Así obtendremos silencio y paz interior. Y en trato con los demás nos exhorta a ser cautos, en pensamiento, en hablar y actuar. Por muy virtuosa o imperfecta que esa persona sea.  No te distraigas por lo que ellos sean sino por lo que tu puedes ser. Preocupate, dice, de "traer tu alma pura y entera en Dios, sin que un pensamiento de eso ni de esotro te lo estorbe". Agrega que siempre encontraremos personas con quien tropezar, y que Dios lo permite para ejercitarnos y probarnos.
     Demonio designa al angel caído, el angel de luz. Siempre astuto y listo para engañar bajo la apariencia de bien. Por eso es el enemigo más  fuerte y el más  difícil de entender. Lo malo uno lo conoce fácil y lo rechaza o lo acepta, pero el mal disfrazado de bien es difícil disifrar. Se da en lo más  cercano, conocido y hasta en lo que creeemos que es más  seguro, la religión.  San Juan de la Cruz dice que este enemigo se vence  confrontándolo. En la dirección espiritual con el director espiritual y en la comunidad con el diálogo  fraterno. Hay que hablar. La comunicación se hace necesaria e imprescindible. Lo que uno cree que es un bien, una obra de caridad...puede resultar un engaño y un daño. Hay que consultar. Hay que pedir opinión y consejos, y a la luz de la conciencia y de Dios actuar. La obediencia jugará  un papel vital. No será ciega, sino razonable porque mi pensar y mis criterios fueron discutidos sin apasionamiento. Agrega el santo que no miremos la condición o apariencia de nuestro guia espiritual, sino ver la accion de Dios que emerge de su persona. Mira la acción invisible de Dios en la visibilidad humana. Que lo externo no atrase tu caminar a lo interno. Muchos se quedan fuera o atras precisamente por mirar lo "exterior",'los atributos","gustos", etc. del ditrector espiritual, del párroco, religiosa, del culto, del movimiento...Miran la "flor" o la "espina" pero no ven la raíz ni la fuente. Otro remedio es la humildad. Lo que uno hace bien es por amor al otro, es por querer el bien del otro, no el de uno mismo. La alegría del otro sera mi alegría. Mi soberbia sera derrotada y el demonio se irá .
     La carne o sensualidad se caracteriza por sus exigencias de comodidad, utilitarismo, mayor gusto. Es el camino de lo fácil, lo extraordinario y espectacular. Es el mundo de la fantasía. Es extremismo. Todas las cosas humanas tienen valor, son obras de Dios. El mal reside en el valor y gusto que le proporcionamos. El amor es un don de Dios, no un objeto. La cautela de la carne barca el cuerpo, sus sentidos, sus pasiones, su belleza, su sexualidad...Son buenas siempre y cuando le damos el significado y valor correcto. Y no caer en un mal uso. El santo nos aconseja no poner los ojos en lo sabroso, "antes ha de buscar lo desabrido y trabajoso de ellos". Y así por ejemplo, en nuestra vida de laico, el noviazgo y el matrimonio es hermoso, pero aún así  conlleva sacrificios, dificultades, que solo se superan  con el amor y el perdón. Hay luces y sombras, flores y espinas. Si no hay madurez y una vida espiritual bien firme se derrumba. El amor es más  que sensualidad y pasiones. Y en ámbito religioso la carne o sensualidad viene a indicar nuestra inmadurez espiritual. Muchas veces nos comportamos como infantiles, todo molesta cuando no me toman en cuenta, cuando me llaman la atención, que si lo que dice o hice no mereció un elogio. Juan de la Cruz hablando de la vida conventual nos dice de que hay que estar abierto a que nos labren aún  hasta de la mismas personas imperfectas. Dice, "que todos son oficiales" para ejercitarnos.Unos lo harán con palabras, otros con obras y otros con pensamientos.  Y finalmente, nos dice de que nunca dejemos de hacer el bien por falta de gusto, que lo hagamos por servicio a Dios.

Comentarios

Entradas populares de este blog

SAN JUAN DE LA CRUZ

DATOS FECHA DE NACIMIENTO: 24 de junio 1542 LUGAR: Fontiveros, Espana. NOMBRE: Juan de Yepes PADRES: Gonzalo de Yepes y Catalina Alvarez HERMANOS: Francisco y Luis. DE SU INFANCIA: Juan nace en unos anos de carestias. Hambre y enfermedades era el pan de cada dia. La casa en que vive es humilde; los enseres sencillos; la comida escasa; a veces no pueden hartarse ni siquiera de pan. Para colmo queda huerfano de padre a los dos anos. Las circunstancias que rodearon a Juan y a sus dos hermanos no fueron las mas favorables para forjar almas generosas, sin embargo, contaron con la fortaleza de su madre y con ella emprendieron el camino rumbo a Arevalo y, despues, a medina. A Medina llego ctalina, argada de esperanza para poder sobrevivir gracias a la organizacion del municipio y a la caridad de las gentes. La verdad es que fue un respiro economico para ella, ya que pudo colocar a Juan en el Colegio de la Doctrina, donde se ensenaba la doctrina cristiana, y se instruia en algun of

LA FIEBRE ALTA

La fiebre alta es la metáfora que escojo para designar que una persona siente el impulso de realizar algún proyecto de inmediato. Es el reclamo del "ahora". Ahora quiero comprar, estrenar, pasear, etc. Esa fiebre me espanta. ¿Por qué ? Porque nace de un impulso sin razonamiento. La persona cae en la trampa del impulso descontrolado. Se entra en un camino de muchas piedras y espinas. Y llegan las preguntas: ¿Por qué lo hice? ¿Por qué  lo compré? ¿Por qué lo dije? ¿Lo hice?                                                                                          La fiebre nos lanza a ciertas acciones que nos hacen arrepentir y nos hacen esconder la cabeza. Volver atrás se nos hace difícil. Nuestro orgullo se pone como una muralla. No queremos perder. No queremos ser derrotados. No sin razón nuestros padres nos advertían: piensa lo que vas a hacer para que no te arrepientas luego. Cada acción trae su reacción, para bien o para mal. Lo que se busca es pensar y analizar lo que se