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LA FELICIDAD

     Dios nos quiere ver felices. Quiere que seamos felices. Que llegan momentos de dolor, de angustia, de dificultades...no los podemos negar. Forman partes de nuestra vida. Es acoger esos momentos de "infelicidad" e integralos en nuestro proceso de ser felices. Es transformarlos en energia positiva, en gozo, en vida.

   La felicidad que Dios nos brinda va más allá de lo material, del poder, de la fama. Es una felicidad interior, por lo tanto, plena. Aunque yo no tenga dinero,salud,poder....puedo ser feliz. La felicidad no se compra, no se vende ni se te quita. Es tuya, Dios te la ha regalado, es tu tesoro escondido. Tu la posee, la puede cultivar hasta verla crecer o la puede arrinar hasta verla desaparecer. No nacemos felices o infelices, depende de nuestro cultivo, de nuestras elecciones y opciones. No es una casualidad ni una moneda encontrada en la calle. Es algo que se construye cada instante.

   Hay que aprender de que la felicidad nunca es completa en este mundo, pero que, aún así, hay suficientes luces, motivos, razones, raciones...de alegría para llenar la vida de entusiasmo y de amor. Jamás se debe renunciar o ignorar esos trozos de felicidad que poseemos y que nos ponen a esperar o soñar  en la felicidad entera. Una flor, un canto, un niño...son trozoz de felicidad. Una graduación, un trabajo, un viaje...son trozoz de felicidad.

     No hay "recetas" ni "formulas mágicas" para la felicidad, porque, en primer lugar, no hay una sola felicidad, sino muchas felicidades y cada ser humano debe construir la suya, que puede ser muy diferente de la de sus hermanos y vecinos. Y porque, en segundo lugar, una de las claves para ser felices esta en descubrir "que" clase de felicidad es la mía propia.

     Auque no hay "recetas", si hay una serie de caminos por los que, con certeza, se puede caminar hacia ella. Veamos:
                                         -Valorar y reforzar lo bueno y positivo que poseemos. No esperemos que un ciego nos diga lo bello que somos.
                                          -Asumir y transformar las partes negativas o deficitarias que poseemos.
                                          -Vivir abiertos hacia el prójimo. Que nos engañen dos, tres veces...no es razon suficiente para pasarnos la vida desconfiando de los demás.
                                           -Tener un ideal que centre nuestra vida y hacia donde se dirija nuestra energía.
                                            -Creer descaradamente en el bien. Tener confianza en que a la larga terminara por imponerse.
                                            -En no dejar de amar y perdonar.
                                            -Revisar constantemente nuestra escala de valores.
                                            -Nunca te olvides de tu creador: Dios. En El vivimos y existimos.

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