Una maestra aconsejaba a la joven madre a que tenga paciencia con su niño travieso. La madre estaba nerviosa, se veía angustiada con el actuar de su niño . "Ya aprenderá a no tirar sus lápices por el inodoro' - le dijo-.
Dentro de las distintas definiciones sobre la "paciencia" que da la Real Academia Espanola hay dos que considero interesantes: 1- Capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse.
2- Facultad de saber esperar cuando se desea mucho.
En el caso de la primera yo la llamaría la "no violencia". Hay situaciones que son humillantes. Humillaciones en la familia, en la escuela, en el trabajo, en el matrimonio, en la calle....Miles y miles de humillaciones desde el momento en que uno nace. Si nos ponemos a mirar nuestra "historia personal", la lista sería un libro o una enciclopedia. La humillación es nuestra sombra, es como si fuera nuestra piel. El padecer o soportar no es fácil, la sangre -decía mi abuela- como que hierve, quiere explotar.
La paciencia aqui requiere de mucha madurez en la persona, de igual mucho equilibrio. Así se han podido evitar muertes, divorcios, guerras, odios...La paciencia ejercitada en ese modo no es una derrota, sino una victoria. En un inicio se pierde una batalla, pero no la guerra. Así en el ámbito religioso cuando uno lee la vidas de muchos santos/as la paciencia ha ocupado un papel importante en su madurez y en su santidad, teniendo en cuenta la fragilidad humana, su temperamento. Así vemos a san Pedro que saca su espada para defender a Jesus, a san Pablo un joven implacable contra la comunidad cristiana y que se convierte en un defensor y propagador de la fe en Jesus. Una mirada a la vida de santa Teresita nos sorprende su paciencia cuando es humillada a tenacidad tanto por su hermana de sangre como por las hermanas de religion y comunidad. De igual con san Juan de la Cruz que viene humillado aún en el lecho de muerte.
En el caso de la segunda la llamaría la "cima". Esta se puede comprovar en la misma familia, en el día a día de los hijos/as, los estudios, la espirituadad, lo ético...Cuando padre o una madre ve a sus hijos/as avanzar hacia una buena causa o meta, y que se logra el objetivo, la felicidad es grande y plena. Todo requiere de la dosis de la paciencia. Hasta Dios tiene paciencia con nosotros, el mismo Jesus tuvo paciencia con sus discipulos. Con razón proclamo santa Teresa: "La paciencia todo lo alcanza".
Dentro de las distintas definiciones sobre la "paciencia" que da la Real Academia Espanola hay dos que considero interesantes: 1- Capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse.
2- Facultad de saber esperar cuando se desea mucho.
En el caso de la primera yo la llamaría la "no violencia". Hay situaciones que son humillantes. Humillaciones en la familia, en la escuela, en el trabajo, en el matrimonio, en la calle....Miles y miles de humillaciones desde el momento en que uno nace. Si nos ponemos a mirar nuestra "historia personal", la lista sería un libro o una enciclopedia. La humillación es nuestra sombra, es como si fuera nuestra piel. El padecer o soportar no es fácil, la sangre -decía mi abuela- como que hierve, quiere explotar.
La paciencia aqui requiere de mucha madurez en la persona, de igual mucho equilibrio. Así se han podido evitar muertes, divorcios, guerras, odios...La paciencia ejercitada en ese modo no es una derrota, sino una victoria. En un inicio se pierde una batalla, pero no la guerra. Así en el ámbito religioso cuando uno lee la vidas de muchos santos/as la paciencia ha ocupado un papel importante en su madurez y en su santidad, teniendo en cuenta la fragilidad humana, su temperamento. Así vemos a san Pedro que saca su espada para defender a Jesus, a san Pablo un joven implacable contra la comunidad cristiana y que se convierte en un defensor y propagador de la fe en Jesus. Una mirada a la vida de santa Teresita nos sorprende su paciencia cuando es humillada a tenacidad tanto por su hermana de sangre como por las hermanas de religion y comunidad. De igual con san Juan de la Cruz que viene humillado aún en el lecho de muerte.
En el caso de la segunda la llamaría la "cima". Esta se puede comprovar en la misma familia, en el día a día de los hijos/as, los estudios, la espirituadad, lo ético...Cuando padre o una madre ve a sus hijos/as avanzar hacia una buena causa o meta, y que se logra el objetivo, la felicidad es grande y plena. Todo requiere de la dosis de la paciencia. Hasta Dios tiene paciencia con nosotros, el mismo Jesus tuvo paciencia con sus discipulos. Con razón proclamo santa Teresa: "La paciencia todo lo alcanza".
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