Hay días malos- solía decir mi padre-. No cabe duda de que el ser humano experimenta "sus días malos". Días de luchas, contradicciones, oscuridad, caídas, fracasos...Unos días más intensos que otros, pero que realmente nos indican de que la paz, la alegría se paralizó y se esfumó. Nuestra cabeza queda vacía de ideas y llena de problemas. Y la pregunta que surge es:¿ por qué a mi? ¿Por qué ahora? ¿Por qué sucedió? Una sensación de dolor se apodera de nuestro ser, nos sentimos frágiles e indefensos. La angustia domina nuestro interior, nos sentimos más solos y sin alguien que nos ayude y comprenda. Opciones surgen por todas partes, unas negativas como el suicidio, la huida, el escondiste; otras positivas como enfrentar el problema, buscar ayuda, ponerse en las manos de Dios...
Y ahí está el asunto: ¿en las manos de quién andas? ¿Tu vida en quién está afincada? ¿Tus problemas en manos de quién descansan? Erróneamente se dice que la vida está en una balanza, en el bien o en el mal, pero la realidad es única, es sola, está caminando como persona en el bien y en el mal cada día, la diferencia está en cómo encamina tu vida, en cómo elevarla a un nivel digno, en cómo hacer que los problemas que experimenta no esclavicen tu libertad, tu paz y alegría, de cómo la oscuridad no se convierta en lo permanente, ni el fracaso te impida soñar, buscar otras opciones positivas. El resultado se va a notar desde el punto de arranque, desde la fe en Dios. La confianza en Dios es vital, esto no implica ser pasivo, dejar todo en manos de Dios, cuando en realidad Dios te está invitando a ser protagonista de tu vida, a ser un ente de acción. No una mosquita muerta.
Hay días malos, lo cual nos indica a ser prudentes, vigilantes e inteligentes. Quizá nadie te ayude, nadie te entienda, pero la vida nos enseña que el dolor, la salud es uno el que la padece y no el otro, lo cual nos indica que es uno mismo el principal agente que debe y está en la obligación de procurar con ahínco el alivio y la salud. Buscar ayuda no es sinónimo de humillación ni de incapacidad, es buscar en corto plazo una vía por donde poder seguir caminando. Es entender que las manos de uno son necesarias pero que las manos de los demás son importantes, y las manos de Dios son una bendición.
En esos días malos, nuestra inteligencia tendrá la tarea de pensar y reflexionar lo sucedido, al mismo tiempo tendrá la tarea de buscar soluciones positivas, alejadas de fanatismos y pasiones, enraizadas en la razón y en la fe. Dios nunca deja tirado al hombre en la cuneta.
Hay días malos, lo cual nos indica a ser prudentes, vigilantes e inteligentes. Quizá nadie te ayude, nadie te entienda, pero la vida nos enseña que el dolor, la salud es uno el que la padece y no el otro, lo cual nos indica que es uno mismo el principal agente que debe y está en la obligación de procurar con ahínco el alivio y la salud. Buscar ayuda no es sinónimo de humillación ni de incapacidad, es buscar en corto plazo una vía por donde poder seguir caminando. Es entender que las manos de uno son necesarias pero que las manos de los demás son importantes, y las manos de Dios son una bendición.
En esos días malos, nuestra inteligencia tendrá la tarea de pensar y reflexionar lo sucedido, al mismo tiempo tendrá la tarea de buscar soluciones positivas, alejadas de fanatismos y pasiones, enraizadas en la razón y en la fe. Dios nunca deja tirado al hombre en la cuneta.
Comentarios
Publicar un comentario