La opción Jesus. Seguir a Jesus. Anunciar a Jesus. Echar mano al arado. Son palabras mayores que implican radicalidad, desprendimiento, valor y mucho amor. Por lo general nuestro seguimiento va condicionado. Va condicionado a un logro, sea material o espiritual. Lo cual es ya un fallo. Jesus nos advierte con una gran verdad: "el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza" (Lc 9, 57-62]. No se sigue a Jesus para obtener un bien personal, sino para estar con El como opción personal. Se nos está indicando que Jesus "no tiene" ni para El ni para otros. Lo único que tiene es su persona. El es el tesoro escondido y que ahora se revela, se manifiesta, se hace opción del ser humano. Escogerlo a El es escoger el mayor tesoro puesto que EL es lo mejor y máximo que posee Dios.
Seguir a Jesus no es simplemente un confesarlo con los labios, ni un bautismo...es llevarlo impreso en toda nuestra vida, en todo nuestro ser. No se trata llevar la etiqueta de catequista, sacerdote, cursillista, etc. sino mas bien de ser un testigo fiel de Jesus. Implica dejarse impregnar del mensaje de Jesus y asumir y vivir lo recibido. No se trata de fanatismo sino de consciencia de lo que representa Jesus en nuestra vida. El fanatismo muere por si solo. La consciencia de ser un seguidor de Jesus produce vida, se vive por una gran causa: JESUS. En El todo auténtico católico encuentra la plenitud de su realización, que es plenitud de gozo, paz y amor. La condición de seguir a Jesus queda superada precisamente por el amor. Sólo nos basta su amor, que es en definitiva Dios. En palabras de Santa Teresa de Jesus:" Sólo Dios basta". Desde esta optica queda superada nuestra mezquindad y el afan de premios. Vimos que Jesus no cae en nuestras trampas, no ofrece nada, no quiere que nos ilusionemos con baratelas, títulos y puestos, y mucho menos con bienes materiales y espirituales. Que lo que se nos va a dar por seguro son cruces, lo demás será opción de Dios, no por nuestros méritos sino por su generosidad.
Y por lo visto Jesus nos da a entender que su plan, su Reino, sus regalos...van más allá de lo visto, oído e imaginado por el ser humano. Y que realmente seguirlo tiene mucha implicaciones. Supone una roptura consigo mismo, sus gustos y ambiciones, su ego. Roptura con el mundo y su escala de valores (fama, dinero, comodidades, consumismo, placer). Implica reconocer que Jesus posee el señorío de todo cuanto somos. Implica empuñar el arado y no mirar atrás, esto es, no quedarnos anclados en nuestros errores, sino mas bien en luchar y estar siempre prestos a levantarnos. Es cierto que su yugo puede parecer pesado, pero en sí es ligero y llevadero, que conduce a la vida, al contrario de los que nos ofrece el mundo, como fácil y regocijante, pero que conduce a la muerte. Como preguntaba Pablo a los Romanos: "¿Cuáles fueron los frutos de esas cosas?". Vida o muerte.
Seguir a Jesus no es simplemente un confesarlo con los labios, ni un bautismo...es llevarlo impreso en toda nuestra vida, en todo nuestro ser. No se trata llevar la etiqueta de catequista, sacerdote, cursillista, etc. sino mas bien de ser un testigo fiel de Jesus. Implica dejarse impregnar del mensaje de Jesus y asumir y vivir lo recibido. No se trata de fanatismo sino de consciencia de lo que representa Jesus en nuestra vida. El fanatismo muere por si solo. La consciencia de ser un seguidor de Jesus produce vida, se vive por una gran causa: JESUS. En El todo auténtico católico encuentra la plenitud de su realización, que es plenitud de gozo, paz y amor. La condición de seguir a Jesus queda superada precisamente por el amor. Sólo nos basta su amor, que es en definitiva Dios. En palabras de Santa Teresa de Jesus:" Sólo Dios basta". Desde esta optica queda superada nuestra mezquindad y el afan de premios. Vimos que Jesus no cae en nuestras trampas, no ofrece nada, no quiere que nos ilusionemos con baratelas, títulos y puestos, y mucho menos con bienes materiales y espirituales. Que lo que se nos va a dar por seguro son cruces, lo demás será opción de Dios, no por nuestros méritos sino por su generosidad.
Y por lo visto Jesus nos da a entender que su plan, su Reino, sus regalos...van más allá de lo visto, oído e imaginado por el ser humano. Y que realmente seguirlo tiene mucha implicaciones. Supone una roptura consigo mismo, sus gustos y ambiciones, su ego. Roptura con el mundo y su escala de valores (fama, dinero, comodidades, consumismo, placer). Implica reconocer que Jesus posee el señorío de todo cuanto somos. Implica empuñar el arado y no mirar atrás, esto es, no quedarnos anclados en nuestros errores, sino mas bien en luchar y estar siempre prestos a levantarnos. Es cierto que su yugo puede parecer pesado, pero en sí es ligero y llevadero, que conduce a la vida, al contrario de los que nos ofrece el mundo, como fácil y regocijante, pero que conduce a la muerte. Como preguntaba Pablo a los Romanos: "¿Cuáles fueron los frutos de esas cosas?". Vida o muerte.
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