Es muy frecuente escuchar:" Me divorcié porque éramos incompatibles". Es la razón mas general y barata que se puede escuchar. Es una explicación infantil, inmadura y carente de lógica. Todos somos incompatibles. Nadie es igual a nadie. Nadie es copia de nadie. Somos incompatibles de origen. Si de la incopatibilidad nos llevamos nadie se enamoraría y casaría. Ningún ser humano es perfecto. Quien busca al ser perfecto se quedará vistiendo santos. U optar por otra vocación que no sea el matrimonio. Se puede vivir soltero-a. Pero si eliges el matrimonio tienes que aterrizar y limpiar la cabeza de esos ideales cenicientos. Cada persona es una realidad única. Cada matrimonio es una realidad unica. Cada uno debe buscar la mejor armonia, la mejor complementacion. Lo incompatible siempre estará, solo hay que "ajustarlo" al bien mutuo. No al capricho de "uno solo" ni a la "necesidad" de uno solo.
Es un error pensar que una persona por el simple hecho de que se casa cree que su matrimonio va "vacunado" contra las direfencias de ideas, proyectos, metas, conflictos, etc. Y más aún sin pensar y analizar la personalidad del otro, su familia, su entorno, sus costumbres, sus gustos, su creencia religiosa....La incompatibilidad es un hecho real, no se borra con el matrimonio. Lo que si se puede es hacerla "convivir" desde la tolerancia y el respeto mutuo. Que la libertad de cada uno sea valorada. custodiada y amada. No se trata de esclavizarla o ignorarla en nombre del matrimonio, y mucho menos, del amor. El amor no esclaviza ni humilla, respecta las diferencias, lo incompatible. Para eso se hace necesario el dialogo, poner sobre la mesa lo que se siente y piensa sin temor.
Ciertamente, en cada persona que se casa por amor se alberga el más profundo sentimiento de una relación perfecta, de un matrimonio perfecto. La mujer sueña con un marido romántico, de buenos sentimientos y buenas costumbres, un ser inteligente y trabajador que pueda llenar sus múltiples e ilimitadas necesidades. Busca un "principe azul" que la haga sentir amada, protegida. Que se aprecie, se le alague y escuche. Quiere, en fin, una ayuda no un jefe. El hombre sueña con una mujer una mujer bella, inteligente, que le haga sentir competente, digno de confianza y valioso, que se le aníme, pero sin darle lecciones. Quiere amar y sentirse amado, sentir el control aún no teniéndolo.
Conscientes de que son incompatibles ambos tienen que luchar por armonizar, sentirse uno, en la buena y la mala, y en las diferencias. Están llamados a buscar el equilibrio en el día a día si de verdad se aman.
Es un error pensar que una persona por el simple hecho de que se casa cree que su matrimonio va "vacunado" contra las direfencias de ideas, proyectos, metas, conflictos, etc. Y más aún sin pensar y analizar la personalidad del otro, su familia, su entorno, sus costumbres, sus gustos, su creencia religiosa....La incompatibilidad es un hecho real, no se borra con el matrimonio. Lo que si se puede es hacerla "convivir" desde la tolerancia y el respeto mutuo. Que la libertad de cada uno sea valorada. custodiada y amada. No se trata de esclavizarla o ignorarla en nombre del matrimonio, y mucho menos, del amor. El amor no esclaviza ni humilla, respecta las diferencias, lo incompatible. Para eso se hace necesario el dialogo, poner sobre la mesa lo que se siente y piensa sin temor.
Ciertamente, en cada persona que se casa por amor se alberga el más profundo sentimiento de una relación perfecta, de un matrimonio perfecto. La mujer sueña con un marido romántico, de buenos sentimientos y buenas costumbres, un ser inteligente y trabajador que pueda llenar sus múltiples e ilimitadas necesidades. Busca un "principe azul" que la haga sentir amada, protegida. Que se aprecie, se le alague y escuche. Quiere, en fin, una ayuda no un jefe. El hombre sueña con una mujer una mujer bella, inteligente, que le haga sentir competente, digno de confianza y valioso, que se le aníme, pero sin darle lecciones. Quiere amar y sentirse amado, sentir el control aún no teniéndolo.
Conscientes de que son incompatibles ambos tienen que luchar por armonizar, sentirse uno, en la buena y la mala, y en las diferencias. Están llamados a buscar el equilibrio en el día a día si de verdad se aman.
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