Hazme saber que piensas, a donde vas, que haces, que necesitas....no es más que el diálogo franco y sincero de la persona que busca la perfección y la armonía del matrimonio y del hogar. Ambos, hombre y mujer se casaron para vivir a profundidad el amor. Se casaron con la idea de un amor para siempre. Y de un momento a otro descubren de que se casaron sin estar preparados para todos los eventos de la vida. Que se necesita fortalecer el amor, purificar el amor, disciplinar el amor. El amor necesita armonía y para eso hay que aportar disposiciones que vaya haciendo la convivencia mas profunda. No se trata de imposiciones sino de comunicación. El aporte de cada uno es un elemento esencial en el amor. Se puede decir, por lo tanto, que el éxito de un matrimonio depende en gran parte de la profundidad de la comunicación entre los dos cónyuges.
Nuestra sociedad adolece de la profunda comunicación .No es extraño pues encontrarnos parejas que no dialogan, y peor aún, que no saben comunicarse bien. Se pelean, se insultan por lo más simple. Vociferean delante de niños, en las calles, en toda parte. No se respetan ni respecta al que está a su lado. La agresividad se impone. El amor...el amor no se ve ni con la lupa. Hombre y mujer se acusan y se juzgan. Muchas veces se refugian en sus propias familias, en su papi y en su mami, o en la compañía de sus amigos, en el alcohol, etc. Como consecuencia, muchos esposos viven años juntos sin conocerse verdaderamente. Muchos se limitan a las relaciones sexuales y al cumplimiento de sus deberes económicos. Casarse es más que sexo, es comprometerse a vivir a plenitud el amor. Un amor que implica poner todo en común: los recursos humanos y financieros, los ideales de la vida, las alegrías y sufrimientos mas íntimos. Como dice el Cantar de los cantares:
"Hazme saber, amado de mi alma,
donde apacientas el rebaño,
donde lo llevas a sestear a mediodía,
para que no ande yo como vagabunda,
tras los rebaños de tus compañeros" (1,7).
La comunicación se hace una aliada insustituible en el matrimonio. Se crece mutuamente y se rompe con el egocentrismo y los egoísmos. SE purifica la inseguridad, la infidelidad. Se aprende a compartir, a sastifacer las necesidades del compañero(a), a compartir los proyectos, las dificultades...No se trata solo de hablar sino también de escuchar, de poner oído y atención. Es ser afectivo, abierto y comprensivo. La comunicación no sólo de palabras, sino también de miradas, sonrisas y gestos.
Y recuerda que: Tu esposa es tu mejor amigo, tu casa es el mejor lugar del mundo.
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