VÍCTIMA
EXPIATORIA
VÍCTIMA: -
Persona que se expone u ofrece a un grave riesgo en obsequio de otra.
-
Persona que padece daño por culpa ajena o por causa fortuita.
-
Persona que muere por culpa ajena o por accidente fortuito.
EXPIATORIA: - Que se hace por expiación.
- Que se produce por
expiación.
EXPIACION: - Acción
y efecto de expiar.
EXPIAR:
-Borrar las culpas, purificarse de ellas por medio de algún sacrificio.
-Dicho de un delincuente: Sufrir la pena impuesta por los tribunales.
-Padecer trabajos a causa de desaciertos o malos procederes.
Con estos
conceptos que nos ofrece la Real Academia podemos entrar en el tema que aparece
en el título. Tanto en la Psicología como en la religión nos encontramos muy a
menudo con “VICTIMAS”. Personas que experimentan, sienten un dolor, una
angustia, una pena, un maltrato. También aparecen personas que “hacen”
victimas. Tenemos dos categorías: una que es REAL y otra que es ficticia. La
Real puede ser material o mental (Psicológica). La ficticia es simplemente un
autoengaño que puede convertirse en una conducta habitual, y que de seguir se
convierte en Real.
Uno se
encuentra con personas que les encanta el “rol de víctimas”. Por todo quieren
padecer y por todos padecen. Desde que se levantan de sus camas están
padeciendo. Y si no lo tienen lo buscan. Es su trabajo, su cotidianidad. Crean angustias
a su entorno. Crean prisas. Viven más acelerados que un carro de carrera. También
hay otras personas que lo son a la inversa: se paralizan. Estos últimos viven
aferrados a las “quejas”. Todo le duele y todo anda mal. Es el pesimismo en
vida. Tienen en sus mentes que todo es negro y un fracaso. Se sienten y
expresan que son los “únicos” que sufren en el mundo.
Es interesante
observar otro nivel de víctimas: es el que busca su agresor. Terrible. Pues son
personas que no pueden vivir sin tener quien le maltrate, ya sea en lo físico,
ya sea en lo Psicológico. Necesitan sentir el poder que le maltrata, le
humille, que le haga sufrir. Dan el permiso para ser víctimas. Lo cual es una
forma adictiva dado que permiten todo tipo de abusos contra su persona. Esa
tendencia a ser víctima convierte al individuo (víctima-paciente) en “cómplice”
del victimario. A cambio de qué? A
cambio de que el victimario satisfaga las motivaciones que le impulsan a ser agresor,
y con ello a faltarse el respeto a sí mismo. El victimario solo sigue su “rol”,
minimiza lo que hace puesto que contó con la autorización de su víctima. En
unas palabras: no es su problema. No le importa agredir. Hay entre ellos una
“alianza” estable.
¿Por qué la víctima lo autoriza? Porque busca una ganancia: ser víctima. Lo cual no es
ganancia, sino pérdida. Se podría sugerir al victimario que deje de ser agresor.
O sugerir a la víctima que no siga siéndolo. Y nos podemos encontrar con una
realidad: ninguno de los dos quiere dejar de serlo. ¿Qué hacer? ¿Cómo romper
ese círculo? ¿Cómo entender ese absurdo?
Mientras
existan victimas habrá victimarios. Por eso se oye decir:” Para que haya
victimarios se necesitan victimas que lo permitan”.
Estamos frente
a un problema muy serio: Neurosis. La cual se origina y alimenta de ideas
irracionales. Estas se forman, por lo general, en la infancia debido a la
incapacidad de la mente en ese estado para distinguir lo racional de lo
irracional. Cuando las ideas irracionales se asimilan sin crítica, terminan
perturbando a la persona. Para liberarse de esta neurosis, hay que liberarse de
las ideas irracionales que la originan. Lo primero es “descubrir” esas ideas,
luego tratar de cambiarlas por ideas racionales. Así se llega al proceso de
interiorización. Ya con ideas nuevas, sanas y racionales, la calidad de vida se
va mejorando. Se requerirá paciencia, tiempo y confianza. En este proceso un
Psicoterapeuta es lo recomendable.
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