Siempre me ha llamado la atención "algo" en las personas que cada día me encuentro. Es el 'algo' religioso. Incluso hasta en las personas ateas, pasando por las de todas creencias existentes, conocidas o no.
Existe una espiritualidad intrínseca en ser humano. Esta no proviene de libros, tradiciones ni instituciones religiosas. Nace, crece y se expresa en lo interior del ser humano. Su origen no lo sabemos, aunque para el creyente en Dios, no es más que su "silbido" silencioso. Un silbido que da nombres a Dios, al misterio, a su relación con El, a la creencia (tierra-árboles-animales-seres espirituales, etc.). De igual da nombres a las instituciones (Iglesia- Comunidad- Pueblo- Islan- Judaismo, Budismo, etc.). Que excluye e incluye a personas, cosas, cultos, actuaciones, situaciones... Que se vale de personas, objetos, oraciones, fórmulas, ritos. Y que en sentido amplio busca lo más profundo y esencial del ser humano: su felicidad.
Es un "algo" que no está en nuestro control. No lo podemos manipular como se manipula un reloj, a un niño , a un avión. Así como no hemos dado nuestro consentimiento para vivir asi tampoco podemos controlar ese "agire", esa fuerza o energía que anida y brota en nuestro ser. El hecho de vivir es en sí ya un misterio, un milagro. No sabemos nada de la vida en sí. Los cientificos no saben el punto de origen del vivir, solo sabe que el corazon en un momento dado comenzo a latir, y que en otro momento dejo de latir. Pueden clonar personas, animales, órganos...pero no pueden dar con el punto de origen de la vida. Casualidad o no, milagro o no, la vida en si nos arropa en la ignorancia y nos arrastra al misterio. Para el creyente en Dios solo El da la vida.
El "algo religioso" seguirá su camino, no se sabe hasta dónde y para dónde. Y cada persona lo va haciendo consciente o inconscientemente, a gusto o a disgusto, creyendo o no creyendo, con amor o con odio, con alegría o con tristeza... Y cada uno le dará un nombre (amor-solidaridad-vida-luz-catolica-Judia...); le pondrá su escudo y su lema; le pondrá sus seres y santos, y demonios; le pondrá sus reglas, su cielo y su infierno. Y al final, todo seguirá siendo un misterio. Para el creyente, en concreto, el catolico, sólo Dios lo desvelará.
Existe una espiritualidad intrínseca en ser humano. Esta no proviene de libros, tradiciones ni instituciones religiosas. Nace, crece y se expresa en lo interior del ser humano. Su origen no lo sabemos, aunque para el creyente en Dios, no es más que su "silbido" silencioso. Un silbido que da nombres a Dios, al misterio, a su relación con El, a la creencia (tierra-árboles-animales-seres espirituales, etc.). De igual da nombres a las instituciones (Iglesia- Comunidad- Pueblo- Islan- Judaismo, Budismo, etc.). Que excluye e incluye a personas, cosas, cultos, actuaciones, situaciones... Que se vale de personas, objetos, oraciones, fórmulas, ritos. Y que en sentido amplio busca lo más profundo y esencial del ser humano: su felicidad.
Es un "algo" que no está en nuestro control. No lo podemos manipular como se manipula un reloj, a un niño , a un avión. Así como no hemos dado nuestro consentimiento para vivir asi tampoco podemos controlar ese "agire", esa fuerza o energía que anida y brota en nuestro ser. El hecho de vivir es en sí ya un misterio, un milagro. No sabemos nada de la vida en sí. Los cientificos no saben el punto de origen del vivir, solo sabe que el corazon en un momento dado comenzo a latir, y que en otro momento dejo de latir. Pueden clonar personas, animales, órganos...pero no pueden dar con el punto de origen de la vida. Casualidad o no, milagro o no, la vida en si nos arropa en la ignorancia y nos arrastra al misterio. Para el creyente en Dios solo El da la vida.
El "algo religioso" seguirá su camino, no se sabe hasta dónde y para dónde. Y cada persona lo va haciendo consciente o inconscientemente, a gusto o a disgusto, creyendo o no creyendo, con amor o con odio, con alegría o con tristeza... Y cada uno le dará un nombre (amor-solidaridad-vida-luz-catolica-Judia...); le pondrá su escudo y su lema; le pondrá sus seres y santos, y demonios; le pondrá sus reglas, su cielo y su infierno. Y al final, todo seguirá siendo un misterio. Para el creyente, en concreto, el catolico, sólo Dios lo desvelará.
Comentarios
Publicar un comentario