Hay un llamado válido para todos: orar. Cuando pequeño pensé que orar era exclusivo de curas, catequistas, de personas muy religiosas, incluída mi abuela. Hasta que un cierto día...mi mente se "estrelló" contra un muro. Me dolió el golpe, pero la realidad no la podía ocultar ni negar: mi vecino, que era un borracho con recors guinnes estaba en el templo, en la capilla de la comunidad, participando de la eucaristía. Lo veía rezar. Y me pregunté: ¿Y qué hace este borracho aquí? Cerré los ojos para quitarme de la visión que estaba viendo, no era un sueño.
Salí del templo pensativo y aturdido. Mariana, que estaba en la capilla, toma a su hija por un brazo y la tira al piso. Sólo escuché: ".....no me dejaste rezar...hija de p...". Me encaminé a la carnicería y mi oído se explotó con una palabra grosera de un cliente que reclamaba mejor precio. Ese no estaba en la capilla, pero en semana santa siempre está.
Es otro hermoso día. Me voy al rio. Los hombres hablan de mujeres, tamaños, colores y gustos. Las mujeres de hombres, tamaños, colores y olores, incluyendo a la hija de la vecina, a la tía de fulana, y a la bruja del cementerio. Y claro, son devotas de san Miguel y cantan a todo pulmon en la capilla. No quieren a la Magdalena, pero....la que no la critica, la envidia.
En mi mente no podían caber dos contrarios: Dios y diablo; bien y mal; virtudes y vicios; luz y sombra...y toda la larga lista de contrarios. No podía asimilar que una persona sea en sí tan contradictoria, incoherente, santo y pecador.
Con el tiempo aprendí una lección: el ser humano no es perfecto. No porque Dios lo hizo-creó imperfecto, sino porque en su libertad ha entendido que todo es lo mismo: lo ético y no ético, el amor y el odio, la justicia y la injusticia, la vida y la muerte. Educar conciencias, formar personas, parece un imposible, una batalla a perder. Sin embargo hay que seguir apostando al bien, a la justicia, a los valores, a la paz y al amor.
Y volviendo al inicio, orar es para todos, no importa lo pecador que sea uno, no importa el abismo por el que me encuentre...siempre se puede orar. Porque la iniciativa es siempre de Dios que te invita a estar con El. El mismo Jesus nos alienta cuando dijo que no ha venido sólo a los justos, santos, sino con mayor entereza, a los pecadores, a los caídos, a los pequeños, a los marginados... Su Dios, es el Dios de la misericordia. Y mi lección fue: esfuérzate a ser mejor hijo de Dios.
Orar es pues vivir abiertos en esperanza al Dios de las misericordias. Es puerta a Dios y al ser humano.
Salí del templo pensativo y aturdido. Mariana, que estaba en la capilla, toma a su hija por un brazo y la tira al piso. Sólo escuché: ".....no me dejaste rezar...hija de p...". Me encaminé a la carnicería y mi oído se explotó con una palabra grosera de un cliente que reclamaba mejor precio. Ese no estaba en la capilla, pero en semana santa siempre está.
Es otro hermoso día. Me voy al rio. Los hombres hablan de mujeres, tamaños, colores y gustos. Las mujeres de hombres, tamaños, colores y olores, incluyendo a la hija de la vecina, a la tía de fulana, y a la bruja del cementerio. Y claro, son devotas de san Miguel y cantan a todo pulmon en la capilla. No quieren a la Magdalena, pero....la que no la critica, la envidia.
En mi mente no podían caber dos contrarios: Dios y diablo; bien y mal; virtudes y vicios; luz y sombra...y toda la larga lista de contrarios. No podía asimilar que una persona sea en sí tan contradictoria, incoherente, santo y pecador.
Con el tiempo aprendí una lección: el ser humano no es perfecto. No porque Dios lo hizo-creó imperfecto, sino porque en su libertad ha entendido que todo es lo mismo: lo ético y no ético, el amor y el odio, la justicia y la injusticia, la vida y la muerte. Educar conciencias, formar personas, parece un imposible, una batalla a perder. Sin embargo hay que seguir apostando al bien, a la justicia, a los valores, a la paz y al amor.
Y volviendo al inicio, orar es para todos, no importa lo pecador que sea uno, no importa el abismo por el que me encuentre...siempre se puede orar. Porque la iniciativa es siempre de Dios que te invita a estar con El. El mismo Jesus nos alienta cuando dijo que no ha venido sólo a los justos, santos, sino con mayor entereza, a los pecadores, a los caídos, a los pequeños, a los marginados... Su Dios, es el Dios de la misericordia. Y mi lección fue: esfuérzate a ser mejor hijo de Dios.
Orar es pues vivir abiertos en esperanza al Dios de las misericordias. Es puerta a Dios y al ser humano.
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