Es interesante observar, como católico, la inquietud que anida en el interior del bautizado de ser "salvado" por Dios. Por muy "malo", "pecador'...que uno se persive, hay una ligera y fragil esperanza de que Dios, en su bondad y misericordia se acordara de darnos la "oportunidad" de participar con El en su Reino, en su morada. Es un anhelo, por lo general, timido, distante, pero que se mantiene firme: "yo espero que Dios algun dia..."; "Dios sabe que...'; 'espero que Dios...", etc. Hay pues un germen de salvacion, de contemplacion, de vivir en Dios y para Dios.
La oracion, el apostolado son un indicio de esa busqueda de Dios. Nuestro caminar se dirige llegar a la cuspide y a la meta, a Dios. Nuestra vida, nuestra oracion y apostolado careceria de sentido si no buscamos, con humildad y generosidad, vivir en Dios. Nuestra interioridad quedaria vacia, nuestro apostolado quedaria como mera obra social, nuestra oracion quedaria en palabras huecas, si no le damos el significado real a nuestro caminar en pos de Dios. Si Dios es mi Padre mi actitud es actuar como hijo. Es no impedir a Dios que te conduzca a su amor. Es no impedir que El cumpla sus maravillas en ti, en mi, en su pueblo.
Abrirse a Dios es abrirse a la experiencia suprema de la contemplacion desde esta tierra. Es desde nuestra condicion humana y terrenal que se comienza a experimentar a Dios, su grandeza y sus misterios. Es una contemplacion que no tiene nada que ver con la misantropia, el aislamiento, la ausencia de relacion humana. Mas bien encuentra en la amistad con los hombres, el sacramento de la amistad con Dios. Es una contemplacion que no pierde a Dios ni al hombre ni la creacion. Como dice San Juan de la Cruz: "La contemplacion es ciencia de amor". Se ama a Dios y su creacion. Es vivir pendiente de El y su creacion.
La oracion, el apostolado son un indicio de esa busqueda de Dios. Nuestro caminar se dirige llegar a la cuspide y a la meta, a Dios. Nuestra vida, nuestra oracion y apostolado careceria de sentido si no buscamos, con humildad y generosidad, vivir en Dios. Nuestra interioridad quedaria vacia, nuestro apostolado quedaria como mera obra social, nuestra oracion quedaria en palabras huecas, si no le damos el significado real a nuestro caminar en pos de Dios. Si Dios es mi Padre mi actitud es actuar como hijo. Es no impedir a Dios que te conduzca a su amor. Es no impedir que El cumpla sus maravillas en ti, en mi, en su pueblo.
Abrirse a Dios es abrirse a la experiencia suprema de la contemplacion desde esta tierra. Es desde nuestra condicion humana y terrenal que se comienza a experimentar a Dios, su grandeza y sus misterios. Es una contemplacion que no tiene nada que ver con la misantropia, el aislamiento, la ausencia de relacion humana. Mas bien encuentra en la amistad con los hombres, el sacramento de la amistad con Dios. Es una contemplacion que no pierde a Dios ni al hombre ni la creacion. Como dice San Juan de la Cruz: "La contemplacion es ciencia de amor". Se ama a Dios y su creacion. Es vivir pendiente de El y su creacion.
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