Cada santo posee su "estrategia" para llegar a Dios. No hay santos iguales. Sería muy aburrido leer vidas y doctrinas de santos. No habría novedad. Aunque tienen muchas coincidencias, fuentes comunes (Dios- Maria-Jesus-Iglesia-Sacramentos, etc.) cada uno tiene una vivencia especial y extraordinaria. Hay en ellos un fuego ardiente que le impulsa a ser distinto, a vivir la búsqueda y entrega a Dios como única y exclusiva. Sólo Dios basta dirá Santa Teresa de Jesus.
Y San Juan de la Cruz empleó su estrategia para llegar al "sólo Dios basta". No me refiero a oraciones, penitencias y sacrificios. Tampoco a "noches oscuras", sequedades, incomprensiones, calumnias.... Me refiero a algo muy profundo, su experiencia de Dios. El no va a Dios con el disfraz del dolor, del religioso, del orante, del que lleva una vida santa. No es un santo por el hábito ni por lo que representa como sacerdote, sino por lo que vive como ser humano, como hombre. Su experiencia de Dios tiene un nombre: Dios. En su pensar y su actuar sólo está Dios. No hay valor ni sentido de la vida sino es Dios. El dolor no debe ser un disfraz para convencer a Dios de que creemos en El. De igual modo nuestras oraciones, penitencias, caridades, etc. Lo que realmente cuenta es nuestra vida teologal, nuestra fe, nuestra esperanza y nuestra caridad. Esas tres virtudes teologales son el gran disfraz empleado por el santo. ¡Sorprendente! Es un salto de gigante! Nos ahorra muchas palabras y mucho tiempo y engaños.Si somos orantes de verdad estas tres virtudes nos lo confirman. Si las noches oscuras nos llegan estas tres virtudes nos lo corfiman. Ellas nos hacen descubrir nuestra superficialidad tanto en lo que pensamos, decimos y actuamos. Una oración sin fe, esperanza y caridad no es oración, será un dicho, un discurso. Un momento de "noches oscuras" sin fe, esperanza y caridad será un vivir animal y sin sentido. Hasta en el dolor el amor se ejerse y produce frutos. Ningún dolor es inútil.
Las tres virtudes para San Juan de la Cruz están preparando a la persona a que progresivamente lleguen al encuentro total con el Amado, Dios. Son disfraz porque buscan distraer al enemigo (entendimiento-memoria-voluntad). La fe busca distraer al entendimiento; la esperanza a la memoria; y la caridad a la voluntad.
Así pues, la fe tiene que ver con la acogida de la "verdad profunda" de las cosas; la esperanza relativiza esencialmente las nostalgias enfermisas de la memoria, de igual a las fantasías mezquinas y románticas de la vanidad. Se sienten tan "elevados" del mundo que se han olvido de tener corazón. Me pongo a pensar en el "mundillo" de los artistas, politicos...en donde la "fama, el poder" hace estragos con sus vidas y de quienes les rodean.Y finalmente la caridad, virtud de mirada largas pero que tiene enemigos de vista miopes. Es la "excelente toga colorada" ( 2 N 21) con la que se adornan y cubren las demas virtudes. Es liberación del "amor de sí y de sus cosas"(ib.) para poder apresurar el paso hacia el encuentro con Dios.
Y San Juan de la Cruz empleó su estrategia para llegar al "sólo Dios basta". No me refiero a oraciones, penitencias y sacrificios. Tampoco a "noches oscuras", sequedades, incomprensiones, calumnias.... Me refiero a algo muy profundo, su experiencia de Dios. El no va a Dios con el disfraz del dolor, del religioso, del orante, del que lleva una vida santa. No es un santo por el hábito ni por lo que representa como sacerdote, sino por lo que vive como ser humano, como hombre. Su experiencia de Dios tiene un nombre: Dios. En su pensar y su actuar sólo está Dios. No hay valor ni sentido de la vida sino es Dios. El dolor no debe ser un disfraz para convencer a Dios de que creemos en El. De igual modo nuestras oraciones, penitencias, caridades, etc. Lo que realmente cuenta es nuestra vida teologal, nuestra fe, nuestra esperanza y nuestra caridad. Esas tres virtudes teologales son el gran disfraz empleado por el santo. ¡Sorprendente! Es un salto de gigante! Nos ahorra muchas palabras y mucho tiempo y engaños.Si somos orantes de verdad estas tres virtudes nos lo confirman. Si las noches oscuras nos llegan estas tres virtudes nos lo corfiman. Ellas nos hacen descubrir nuestra superficialidad tanto en lo que pensamos, decimos y actuamos. Una oración sin fe, esperanza y caridad no es oración, será un dicho, un discurso. Un momento de "noches oscuras" sin fe, esperanza y caridad será un vivir animal y sin sentido. Hasta en el dolor el amor se ejerse y produce frutos. Ningún dolor es inútil.
Las tres virtudes para San Juan de la Cruz están preparando a la persona a que progresivamente lleguen al encuentro total con el Amado, Dios. Son disfraz porque buscan distraer al enemigo (entendimiento-memoria-voluntad). La fe busca distraer al entendimiento; la esperanza a la memoria; y la caridad a la voluntad.
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