Es muy frecuente escuchar nuestra gente catolica hablando y predicando sobre el Reino de Dios y la Iglesia. Y eso esta bien, es admirable. Lo que no esta bien es confundir Reino de Dios con la Iglesia. Son dos realidades distintas. Por lo tanto, no son iguales ni son sinonimos. Cada una posee su propia identidad, su propia razon de ser. Cada una tiene una mision distinta, aunque ambas buscan el mismo objetivo: llegar a Dios desde Jesus.
El Reino es predicado por Jesus como una realidad presente. Un Reino de amor, paz y justicia. En donde cada ser humano es invitado a ser parte importante de el. Es un Reino incluyente. Es abierto a todos sin importar raza, color, condicion social o personal, religiosa, geografica... Es el banquete de Dios. Jesus mismo se identifica como el Reino. Es la puerta del Reino. Mas aun: se presenta como un "siervo" que sale a invitar. Quiere que todos participemos en el banquete, en el Reino, en la fiesta. Donde todo parecia una derrota, un fracaso y una tristeza a causa del pesimismo, de la mal concibida "ira de Dios" por un pueblo necio y de dura cerviz, Jesus enciende la llama de la vida, de la luz, la esperanza con el anuncio del Reino. La humanidad tiene un Dios que le busca y le ama. Cada signo, cada palabra y cada gesto de Jesus es para indicarnos la presencia salvadora de Dios sobre la tierra. Y en funcion del Reino crea una nueva comunidad de mensajeros y servidores que son sus discipulos. Ellos estan para servir a Dios y a los hombres. No estan para dominar ni tener ni gozar ni mandar. Estan para conducir al hombre al Reino de Dios desde la comunidad constituida por Jesus, la Iglesia.
De ahi que tambien el Reino es una realidad del futuro. En crecimiento constante, como semilla o levadura. Que esta en fase transitoria. Es una realidad que existe y que va haciendose a la vez. No tiene fecha ni tiempo. Por que tan larga espera? Porque el Reino no es solo un DON de Dios, sino tambien una OPCION libre del hombre.
El Reino es entonces la realizacion total del misterio de salvacion; mientras que la Iglesia es el pueblo de Dios que introduce este Reino. La Iglesia no es el Reino, es parte del Reino. Y este indica el "misterio profundo", espiritual y real. Asi como el aire que respiramos que aunque no lo vemos es real. La Iglesia indica el aspecto de institucion visible y organizada. Es un error pensar que el Reino es exclusivamente interior e invisible El hecho esta en que el Reino implica vigilancias, renuncias, exigencias evangelicas (amor-servicio-perdon). Es esencialmente la realizacion en Jesus del disignio de Dios sobre el mundo.
Queda claro que Reino e Iglesia no son iguales. Y que al mismo tiempo no se oponen. Se necesitan mutuamente hasta que el Reino llegue a plena realizacion. El Reino necesita unas estructuras visibles para realizarse plenamente.
De ahi que la mision de la Iglesia es anunciar e instaurar el Reino. Ella es su signo. En ella, de modo visible, va llevando a cabo la realizacion del Reino.
La Iglesia es el instrumento que introduce el Reino entre los hombres. Ella constituye en la tierra el germen y principio del Reino (L.G. 5).
El misterio de la Iglesia es una realidad humana, formada por hombres limitados y pobres, pero penetrada por la insondable presencia del Dios Trino que en ella resplandece, conserva y salva.
El Reino es predicado por Jesus como una realidad presente. Un Reino de amor, paz y justicia. En donde cada ser humano es invitado a ser parte importante de el. Es un Reino incluyente. Es abierto a todos sin importar raza, color, condicion social o personal, religiosa, geografica... Es el banquete de Dios. Jesus mismo se identifica como el Reino. Es la puerta del Reino. Mas aun: se presenta como un "siervo" que sale a invitar. Quiere que todos participemos en el banquete, en el Reino, en la fiesta. Donde todo parecia una derrota, un fracaso y una tristeza a causa del pesimismo, de la mal concibida "ira de Dios" por un pueblo necio y de dura cerviz, Jesus enciende la llama de la vida, de la luz, la esperanza con el anuncio del Reino. La humanidad tiene un Dios que le busca y le ama. Cada signo, cada palabra y cada gesto de Jesus es para indicarnos la presencia salvadora de Dios sobre la tierra. Y en funcion del Reino crea una nueva comunidad de mensajeros y servidores que son sus discipulos. Ellos estan para servir a Dios y a los hombres. No estan para dominar ni tener ni gozar ni mandar. Estan para conducir al hombre al Reino de Dios desde la comunidad constituida por Jesus, la Iglesia.
De ahi que tambien el Reino es una realidad del futuro. En crecimiento constante, como semilla o levadura. Que esta en fase transitoria. Es una realidad que existe y que va haciendose a la vez. No tiene fecha ni tiempo. Por que tan larga espera? Porque el Reino no es solo un DON de Dios, sino tambien una OPCION libre del hombre.
El Reino es entonces la realizacion total del misterio de salvacion; mientras que la Iglesia es el pueblo de Dios que introduce este Reino. La Iglesia no es el Reino, es parte del Reino. Y este indica el "misterio profundo", espiritual y real. Asi como el aire que respiramos que aunque no lo vemos es real. La Iglesia indica el aspecto de institucion visible y organizada. Es un error pensar que el Reino es exclusivamente interior e invisible El hecho esta en que el Reino implica vigilancias, renuncias, exigencias evangelicas (amor-servicio-perdon). Es esencialmente la realizacion en Jesus del disignio de Dios sobre el mundo.
Queda claro que Reino e Iglesia no son iguales. Y que al mismo tiempo no se oponen. Se necesitan mutuamente hasta que el Reino llegue a plena realizacion. El Reino necesita unas estructuras visibles para realizarse plenamente.
De ahi que la mision de la Iglesia es anunciar e instaurar el Reino. Ella es su signo. En ella, de modo visible, va llevando a cabo la realizacion del Reino.
La Iglesia es el instrumento que introduce el Reino entre los hombres. Ella constituye en la tierra el germen y principio del Reino (L.G. 5).
El misterio de la Iglesia es una realidad humana, formada por hombres limitados y pobres, pero penetrada por la insondable presencia del Dios Trino que en ella resplandece, conserva y salva.
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