MARIA
El recuerdo de la Virgen Maria, nuestra Madre, siempre es en SILENCIO.
Ella fue SILENCIO. Un SILENCIO elocuente.
Ella vivió en SILENCIO...;acogió en SILENCIO la Palabra y nos la dio en SILENCIO.
En SILENCIO brotó su disponibilidad. Fue arcilla blanca y moldeable en manos de su Senor.
Por eso siempre supo estar en su sitio con sencillez y transparencia.
Maria vivió y murió en SILENCIO.
Su presencia se hace cercana, íntima y luminosa en el SILENCIO.
Contemplemos y oremos a MARIA en nuestro SILENCIO:
El recuerdo de la Virgen Maria, nuestra Madre, siempre es en SILENCIO.
Ella fue SILENCIO. Un SILENCIO elocuente.
Ella vivió en SILENCIO...;acogió en SILENCIO la Palabra y nos la dio en SILENCIO.
En SILENCIO brotó su disponibilidad. Fue arcilla blanca y moldeable en manos de su Senor.
Por eso siempre supo estar en su sitio con sencillez y transparencia.
Maria vivió y murió en SILENCIO.
Su presencia se hace cercana, íntima y luminosa en el SILENCIO.
Contemplemos y oremos a MARIA en nuestro SILENCIO:
Madre de nuestro silencio, tesoro de calma y serenidad,
te amamos por tu rostro lleno de luz,
por tu mirada blanda y llena de ternura,
por la hondura de tus palabras silenciosas,
por tu plenitud interior,
por tu transparente disponibilidad.
Eres la Virgen de lo invisible,
de lo esencial,
del silencio,
de la transparencia.
Te suplicamos desates nuestras ataduras,
recojas nuestros sentidos,
silencies nuestros ruidos.
Te suplicamos nos lleves
adonde tus ojos miran la invisible Presencia,
la invisible Vida,
la invisible Acción,
el infinito Amor.
Que en nuestras tareas cotidianas
nos abras a la hondura de las cosas que no se ven,
nos ilumine con la luz transparente de lo esencial,
nos ensanches el corazón con el amor
y la verdad de lo esencial,
nos contagies tu disponibilidad
ante las sorpresas de Dios.
Madre del SILENCIO, enséñanos a callar...
enséñanos a contemplar.
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